AOVE, desmontando mitos (Parte I)
En la entrada de hoy vamos a intentar aclarar las medias verdades que habitualmente se cuentan sobre el AOVE, a menudo interesadas y otras veces fruto de la ignorancia o desconocimiento.
Gracias a los avances tecnológicos, científicos y médicos tenemos argumentos de peso para rebatir estas falsedades o “mitos” que rodean al oro liquido, el único e imprescindible aceite de oliva virgen extra.
El primer punto que vamos a analizar es el precio.
Se suele decir que el AOVE es caro. ¿caro? Si lo comparamos con una grasa (si, decimos grasa porque solo el aove es aceite: zumo de oliva, la palabra proviene del vocablo árabe az-zait, que significa jugo de aceituna) como la que obtenemos de semillas de otras plantas como el girasol puede que si.
No vamos a detallar en este post los costosos y complejo cuidados, que un olivar requiere, ni el complicado y laborioso proceso que necesitamos para obtener el aove. Es tan sencillo como comparar un ferrari con una vespino, un jamón de pata negra y la mortadela de oferta en el super, como comparar un traje hecho a medida con la mejor de las telas y una camiseta de baratillo.
De todas maneras las comparaciones son odiosas.
Otra cuestión más a tener en cuenta es el precio que le ponemos a la salud.
Recientes estudios como el ESTUDIO PREDIMED
Prevención Primaria de la Enfermedad Cardiovascular con la Dieta Mediterránea, nos arroja luz sobre las ventajas de consumir aove como eje central de nuestra dieta, y concluye que las necesidades de una persona sobre consumo de aove son de 50 ml. al día para obtener los beneficios antes referidos. Tan solo 5 cucharadas al día.
Si concluimos que el precio medio de un aove de calidad puede rondar los 5/6 € litro, el gasto diario de aceite rondaría los 0.27 €. 8,25€ al mes.
¿Cuánto te cuesta un gin tonic premium en un bar de moda? Ojo, que no tenemos nada en contra de los destilados, pero a cada cual lo suyo.
Segundo tema a tratar: (muy relacionado con lo anterior) El Aove no es bueno para cocinar, no se puede “malgastar” friendo.
Este mito es quizás el más extendido en la cultura popular.
Hemos llegado al punto de convicción de que el aove es para tomar en crudo y que para freir por ejemplo unas patatas mejor usar grasa de semillas. Error
Para el que no lo sepa, el aceite de oliva virgen extra es puro zumo de aceituna, obtenido solo de fruta de árbol, mediante procedimientos mecánicos, no tiene aditivos, sin colorantes ni conservantes. En cambio las otras grasas vegetales que se usan para cocinar se obtienen gracias a procedimientos químicos, en refinerías, como el petróleo.
Desde el punto de vista culinario, de la salud y la calidad, es evidente que el AOVE aporta un extra a nuestra cocina pero es que además el aceite de oliva es el más resistente al calor, aguantando temperaturas superiores, tarda más en degradarse, llegando a rendimientos superiores al 25%. respecto a los otros. El ahorro económico es por lo tanto otro factor que juega a favor de nuestro “oro líquido”.
Hay multitud de calidades y variedades de oliva virgen extra, como ya comentamos en posts anteriores, y siempre podremos utilizar el más conveniente para cada receta. Cualquier aceite de oliva, incluso el más humilde, es siempre más sano y beneficioso que la mejor grasa vegetal de semillas: soja, girasol, palma o coco. Estas grasas son de uso generalizado en alimentación industrial: alimentos precocinados, bollería y conservas, y el UNICO motivo es su bajo coste.
Terminamos esta primera parte, deseando que os haya resultado interesante y esclarecedor.
Os adjuntamos un enlace de nuestros amigos de La Alacena de Málaga, productos artesanales, un lugar ideal donde adquirir los mejores AOVE´s malagueños , vinos y demás exquisiteces de la cocina malagueña:
http://www.laalacenademalaga.com
Animaos y usad el aove para algo más que la tostada del desayuno.
Salud